La leyenda de Merlín

Vortigern, quien era rey de la Gran
Bretaña, deseaba construir una fortaleza
en Snowdon. Para esto, llamó a albañiles
de muchos lugares y les ordenó que
construyeran una torre recia. Pero las
piedras que los albañiles levantaban cada
día, cada noche se derrumbaban y eran
engullidas por la tierra.
Así, pues, Vortigern tuvo una asamblea con
sus adivinos, los cuales le dijeron que
tenía que buscar a un muchacho que no
hubiera tenido nunca padre y que cuando lo
encontrara debía matarlo y echar su sangre
sobre los cimientos para que la torre se
mantuviera firme. Vortigern envió
mensajeros por todas las provincias a
buscar a tal muchacho y, eventualmente,
llegaron a un pueblo que después se llamó
Carmarthen. Allí vieron a algunos
muchachos que jugaban delante de la puerta
y, sintiéndose cansados, se sentaron a
mirar el juego. Finalmente, hacia el
atardecer, surgió una disputa entre dos de
los jóvenes, cuyos nombres eran Merlín y
Dinabutius.
Durante la pelea se oyó que Dinabutius
decía a Merlín: "¡Qué tonto eres si
piensas que vas a ganarme! ¡Aquí me tienes
a mí, nacido de sangre real, pero nadie
conoce tus habilidades, porque nunca has
tenido padre!"
Cuando los mensajeros
oyeron eso, preguntaron a los otros
muchachos de quién podía ser Merlín y les
contestaron que nadie conocía a su padre,
pero que su madre era hija del rey de
Gales del sur y vivía con las monjas en la
iglesia de Saint Peter, dentro del mismo
pueblo.
Los mensajeros apresaron a Merlín y a su
madre y los llevaron ante el rey
Vortigern. El rey recibió a la madre con
todas las atenciones debidas a su
nacimiento y le preguntó quién era el
padre del muchacho. Ella contestó que no
lo sabía: "Una vez -dijo-, cuando yo y mis
damas estábamos en nuestras habitaciones,
se me apareció alguien en forma de un
hermoso joven, el cual, abrazándome y
besándome, estuvo conmigo durante un rato,
pero luego desapareció súbitamente.
Volvió varias veces a hablar conmigo
cuando estaba sola, pero no podía verlo.
Después de haberme rondado de aquella
manera durante largo tiempo, se acostó
conmigo en forma de hombre y luego me dejó
grávida con un niño". El rey, asombrado
ante aquellas palabras, preguntó a
Maugantius, su adivino, si aquella
historia podía ser cierta. Maugantius le
aseguró que tales cosas eran bien
conocidas y que Merlín debía haber sido
engendrado por uno de los espíritus que
viven entre la luna y la tierra, que
nosotros llamamos íncubos.
Merlín, que lo había escuchado todo,
preguntó si se le permitía enfrentarse con
los hechiceros. "Ordena a los adivinos
-dijo- que vengan ante mí y les convenceré
de que han dicho una mentira". El rey,
sorprendido por la intrepidez del joven y
por su aparente falta de temor, hizo lo
que éste le pedía y mandó llamar a los
magos, a los que Merlín habló como sigue:
"Ya que no habéis sabido descubrir la
causa de que los fundamentos de la torre
se derrumben cada noche, habéis aconsejado
que la argamasa sea mezclada con mi sangre
y así la torre se mantendrá en pie.
Ahora, decidme, ¿qué hay debajo de los
fundamentos?; porque algo debe haber que
les impida aguantarse." Pero los adivinos,
temerosos de demostrar su ignorancia, le
concedieron la paz. Entonces Merlín (cuyo
otro nombre era Ambrosius) dijo al rey:
"Mi señor rey, llama a los trabajadores y
ordénales que caven debajo de la torre, en
donde encontrarán un lago que es lo que
impide que las paredes se mantengan en
pie." Así se hizo y se encontró el lago.
Entonces Merlín ordenó que el lago fuera
drenado; dos piedras, dijo, serían
encontradas en el fondo: eran dos
dragones, uno rojo y otro blanco, que
permanecían dormidos.
Cuando el lago fue secado y descubrieron
las dos piedras, los dragones despertaron
y empezaron a luchar entre sí con gran
ferocidad, hasta que el rojo venció y mató
al blanco. El rey, asustado, preguntó a
Merlín el significado de aquella visión y
Merlín, levantando sus ojos al cielo,
profetizó la llegada de Ambrosius y la
muerte de Vortigern. A la mañana
siguiente, al alba, Aurelius Ambrosius
desembarcaba en Totnes, Devon.
Después de que Ambrosius venciera a
Vortigern y a los sajones, fue coronado
rey y mandó llamar a artesanos de todos
los lugares y les pidió que proyectaran
una nueva clase de construcción que
pudiera durar siempre como un memorial.
Ninguno de ellos fue capaz de ayudarle,
hasta que Tremorinus, arzobispo de
Caerleon, sugirió que el rey debía llamar
a Merlín, el profeta de Vortigern, el
hombre más inteligente de todo el reino,
tanto en profecías como en diseños de
máquinas y artificios.
Ambrosius envió a sus mensajeros, que
encontraron a Merlín en Gwent, en la
fuente de Galapas, donde vivía. El rey lo
recibió con honor y primeramente le pidió
que le predijera el futuro, pero Merlín
replicó: "Misterios de esta clase no
pueden ser revelados excepto en casos de
gran necesidad, porque si los pronunciara
con ligereza o para hacer reír, el
espíritu que me los enseña permanecería
mudo y no me ayudaría en el momento
necesario".
Entonces el rey le preguntó acerca del
monumento, pero cuando Merlín le aconsejó
que fuera a buscar la Danza de los
Gigantes que está en Killare, una montaña
de Irlanda, Ambrosius se rió, diciendo que
era imposible mover unas piedras que todo
el mundo sabía que habían sido colocadas
allí por gigantes. Posteriormente, el rey
fue convencido para que mandara a su
hermano Uther, con quince mil hombres, a
combatir a Gilloman, rey de Irlanda, y
traer la Danza.
El ejército de Uther ganó, pero cuando
intentaron desmantelar el círculo gigante
de Killare y traer las piedras a la Gran
Bretaña, no pudieron moverlas. Cuando
finalmente se confesaron incapaces, Merlín
reunió sus mecanismos y tumbó las piedras
fácilmente, las cargó en barcos y las
trajo al lugar cerca de Amesbury, donde
debían ser colocadas. Allí, Merlín de
nuevo instaló sus máquinas y levantó la
Danza de Killare exactamente como estaba
en Irlanda.
Pero después apareció una gran estrella
que parecía un dragón y Merlín, sabiendo
que aquello significaba la muerte de
Ambrosius, lloró amargamente y profetizó
que Uther sería rey bajo el signo del
Dragón y que de él nacería un hijo que
obtendría gran dominio y cuyo poder se
extendería por todos los reinos que yacían
bajo los rayos de la estrella.
La Pascua siguiente, en la fiesta de
coronación, el rey Uther se enamoró de
Ygraine, esposa de Gorlois, duque de
Cornualles. Le prodigó toda clase de
atenciones, para escándalo de la corte; de
ella no obtuvo ninguna respuesta, pero su
esposo se retiró furioso de la corte sin
permiso, llevándose a su esposa y a sus
guerreros a su país, Cornualles.
Uther, encolerizado, le mandó volver, pero
Gorlois se negó a obedecer. Entonces el
rey, airado sin medida, reunió un ejército
y marchó sobre Cornualles, quemando
ciudades y castillos. Gorlois no tenía
suficientes tropas para hacerle frente y,
por consiguiente, llevó a su esposa al
castillo de Tintagel, el refugio más
seguro, y él, en persona, se preparó para
defender el castillo de Dimilioc.
Uther sitió inmediatamente Dimilioc,
manteniendo a Gorlois y a sus tropas
atrapados allí, mientras que buscaba algún
medio de llegar a Tintagel para raptar a
Ygraine. Al cabo de algunos días pidió
consejo a uno de sus familiares llamado
Ulfin. "Tienes que aconsejarme de qué
manera puedo satisfacer mi deseo -dijo el
rey-, porque si no lo hago, moriré de mi
secreta ansiedad".
Ulfin, diciendo lo que el rey ya sabía
-que Tintagel era inexpugnable-, sugirió
que se llamara a Merlín. Merlín, conmovido
por el sufrimiento del rey, prometió
ayudarle. Con sus artes mágicas cambió la
apariencia de Uther en la de Gorlois,
Ulfin en la de Jordan, el amigo de
Gorlois, y él mismo en Birthael, uno de
los capitanes de Gorlois. Los tres
cabalgaron hasta Tintagel y fueron
admitidos por el portero.
Ygraine, tomando a Uther por su esposo el
duque, le dio la bienvenido y lo llevó a
su cama. Así, Uther holgó con Ygraine
aquella noche, y ésta no le negó ningún
deseo. Aquella noche fue concebido Arturo,
el oso domado.
Pero en el entretanto, se desarrollaba una
batalla en Dimilioc, y Gorlois, que se
aventuró a atacar, fue muerto. Llegaron
mensajeros a Tintagel para decir a Ygraine
que su esposo había muerto. Cuando se
encontraron con que "Gorlois" todavía
vivía y estaba encerrado con Ygraine, se
quedaron sin habla, pero luego el rey
confesó el engaño y unos días después se
casaba con Ygraine.
Uther Pendragón reinó quince años más.
Durante aquel tiempo no vio ni una sola
vez a su hijo Arturo, el cual, la misma
noche de su nacimiento, fue llevado a la
puerta secreta de Tintagel y entregado a
Merlín, quien cuidó al niño en secreto
hasta que llegó la hora de que Arturo
tenía que heredar el trono de la Gran
Bretaña. Durante el largo reinado de
Arturo, Merlín le aconsejó y le ayudó.
Pero esto es parte de otra historia que
será entregada más adelante.
Cuando Merlín era ya un hombre viejo, se
enamoró ciegamente de una muchacha,
Vivian, que le convenció de que le
enseñara todas sus artes mágicas como pago
de su amor. Cuando lo hubo hecho, ella lo
hechizó y lo dejó atado y dormido; unos
dicen que en una gruta cerca de una cueva
de cristal, y otros aseguran que está
oculto por una aureola de aire que le
rodea.
La Leyenda señala, aunque no muy
específicamente, que Merlín despertará
cuando despierte el rey Arturo, y volverá
en el momento en que su país lo necesite.
Adaptado de
"La Cueva de Cristal", de Mary Stewart.
06 de
Diciembre del 2007 |